La Obediencia Restaura
Texto Bíblico: Josué 7:3, 10-13, 8:1
Fecha: Domingo, 3 de julio de 2011El pueblo de Israel venía de una extraordinaria victoria en Jericó. Dios había hecho algo extraordinario, con el grito de un pueblo obediente, los muros cayeron e Israel tomó posesión de Jericó. Dios le dio una instrucción de que no guardaran nada de esa tierra porque no era de Su agrado. La victoria llenó de confianza y de soberbia a Israel. Reconocieron la tierra de Hai y vieron debilidad y pensaron que eran superiores y solo fueron con 3,000 hombres, para regresar derrotados. La desobediencia tuvo su precio, pero el arrepentimiento y la obediencia restauran al pueblo de Dios.
I. Tomamos Decisiones
a. Sin saber que alguien había violado el pacto con Dios, Israel estaba confiado en Jehová, su Dios.
b. La gran victoria en Jericó los hizo depender de su capacidad y no de Dios.
c. Pensaron que eso era fácil y salieron al campo.
d. Alguien olvidó que eran un pueblo y que el pecado de alguien tenía consecuencias en la vida de otros.
e. En ocasiones, olvidamos que nuestras acciones tienen consecuencias sobre la vida de otros y otras.
i. Por ejemplo, cuando algún pastor o líder religioso es señalado por conductas inapropiadas, dicen, que los cristianos son pillos, etc.
f. La pobre mayordomía de la creación que hemos experimentado nos lleva a ver como se deteriora nuestro medio ambiente
g. La actuación de Acán hizo daño a Israel y también a él y su familia.
h. Vio la retribución y se aprovechó, olvidó la claridad de lo que Dios dijo.
i. A veces nosotros confiamos en los recursos que se presentan y olvidamos que nuestra confianza debe estar puesta en Dios.
i. Así muchas veces nos hundimos y nos llevamos a otros y otras en nuestras decisiones
II. El arrepentimiento nos santifica y nos hace libres
a. Josué sufre la humillación como líder de todo un pueblo
b. Y un pueblo que sabemos le reclamaría como lo hizo con Moisés
c. Pero en medio de su dolor y su desesperación, Josué se postró ante Dios
d. No solo se postró, sino que le reclamó a Dios y estuvo dispuesto a escuchar la voz de Dios.
e. Dios es firme en su planteamiento que el pueblo le había fallado.
f. Muchas veces pensamos solo en nuestros pecados individuales, pero también en ocasiones somos partícipes del pecado colectivo
i. Cuando nos hacemos cómplices del maltrato a otros y otras
ii. Cuando marginamos a los que piensan o actúan diferente a mí
iii. Cuando privilegiamos otras cosas sobre Dios, ahí nos hacemos parte del pecado colectivo.
g. Dios es claro: “Levántate, santifica al pueblo y di: “Santificaos para mañana, porque Jehová, el Dios de Israel, dice así: Anatema hay en medio de ti, Israel; no podrás hacer frente a tus enemigos, hasta que hayáis quitado el anatema de en medio de vosotros” (v.13)
h. Necesitamos quitar lo que rompe, interrumpe nuestra relación con Dios.
i. ¿Qué me impide obtener la tierra prometida?, ¿Qué retrasa el proyecto de Dios en mi vida y la vida de mi familia, más allá, en la vida de la Iglesia?
III. La obediencia restaura
a. Josué aceptó la responsabilidad por los actos del pueblo. Aceptó su porción de culpabilidad.
b. Hizo conforme Dios le pidió y el culpable fue descubierto.
c. “Jehová dijo a Josué: No temas ni desmayes. Toma contigo toda la gente de guerra, levántate y sube a Hai. Mira, yo he entregado en tus manos al rey de Hai, a su pueblo, a su ciudad y a su tierra.” (8:1)
d. La obediencia nos restaura
e. Dios quiere tener tratos especiales con nosotros y nos dice levántate y conquista.
f. Tal vez Dios te está pidiendo cosas que no te atreves, o no estás listo/a para hacer; la obediencia nos da la victoria.
g. No te rindas, no temas ni desmayes, porque Dios está contigo
Conclusión:
Este pasado fin de semana vimos en las noticias que hubo 30 asesinatos, que ya sobrepasamos los 560 asesinatos. Esta semana recibimos la triste noticia de cómo un “héroe” de mi época y de esta, Piculín Ortíz, cayó en las garras de la droga. Un hombre que lo tuvo todo, que jugaba en equipo, perdió una batalla y se desató un mar de reacciones. Dios restaura. Dios nos invita a obedecer. Dios quiere nuestro bienestar. Alcancemos a otros. Miremos en nuestro interior, en nuestra familia, en nuestro pueblo, que tenemos que sacar que no agrada a Dios para ser restaurados. Dios nos dice: Levántate y santifícate; No temas, ni desmayes, toma el ejercito de oración que se levanta hoy, porque Dios entrega hoy la victoria en tus manos.